Nos conocimos un viernes 13, y aunque sería injusto decir que fue obra de la casualidad (ya sabíamos mucho el uno del otro la noche que nos conocimos), la realidad es que sí nos agarró por sorpresa.

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Tras algunos días de mucho platicar en línea, nos arriesgamos a cruzar caminos.

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Una noche de fiesta, cada quien con su gente, nos encontramos por primera vez en un bar de Ciudad Juárez que ya no existe. Nuestras versiones difieren un poco. Lo cierto es que nos vimos a lo lejos pero fingimos que no nos vimos.

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Después de confirmar por mensaje que efectivamente estábamos en el mismo bar, nos separamos de nuestros grupos (Ed Sheeran cantaba de fondo 'Shape of you'), cruzamos miradas por primera vez mientras caminábamos y nos encontramos cara a cara justo en el centro del lugar.

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Pues fue ahí, protegidos por la casualidad (algo forzada), que todo inició. De pronto las horas de conversación cibernética que habíamos acumulado tuvieron voz y rostro. De pronto el nervio ya no importaba. Era como si ya nos conociéramos.

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Sí, ya nos conocíamos, pero no así. No con la certeza de que lo que había estado pasando a través del celular desde semanas atrás era real.

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Nuestro pequeño (enorme) Big Bang sucedió, y ya no lo pudimos parar. A ese viernes 13 le siguieron muchos más. Nuestro universo se empezó a formar, comenzó a crecer, a llenarse de luz. Comidas y cenas que se convirtieron en películas y canciones. Mensajes y anécdotas que se convirtieron en detalles y vivencias.

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Nuestros mundos se empezaron a mezclar, comenzamos a viajar, a convivir con nuestros amigos y a conocer a nuestras familias. Nos confiamos nuestros sueños y casi sin darnos cuenta ya estábamos planeando nuestra vida juntos.

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El inventario cuenta: seis años, dos perros, muchísimas flores, un hogar, una pandemia, cientos de películas, quince viajes, mucho teatro, cambios de rumbo, promociones laborales, buenas rachas, malas rachas, ahorros, deudas pagadas (y por pagar), muchísimos vasos rotos e inumerables bailes, sustos y canciones.

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Sería ilógico que después de años de construir el proyecto más increíble de nuestras vidas, subestimáramos nuestra historia llamándole "amor a primera vista". Pero sepan que todo se resume a esa noche de viernes 13.

 

Sí, desafiamos a la superstición... y deseamos con toda nuestra vida seguir desafiándola por muchísimos años más.